MOVIMIENTO PLANETARIO
TEORÍA GEOCÉNTRICA
La Teoría geocéntrica es
una antigua teoría de ubicación de la Tierra en el Universo. Coloca la Tierra
en el centro del Universo, y los astros, incluido el Sol, girando alrededor de
la Tierra (geo: Tierra; centrismo: agrupado). Creer que la Tierra es el centro
del universo es la opinión obvia de quien no se plantea hallar una solución a
los problemas que presentan los movimientos de los cuerpos celestes, esto es,
los movimientos de los planetas. El geocentrismo estuvo vigente en las más
remotas civilizaciones. Por ejemplo, en Babilonia era ésta la visión del
universo1 y en su versión completada por Claudio Ptolomeo en el siglo II en su
obra El Almagesto, en la que introdujo los llamados epiciclos, ecuantes y
deferentes, estuvo en vigor hasta el siglo XVI cuando fue reemplazada por la
teoría heliocéntrica.
El modelo geocéntrico entró
en la astronomía y filosofía griega, desde sus inicios. En el siglo XVIII d.
C., se propuso una cosmología en la que la Tierra estaba formada como si fuera
la sección en lo alto por encima de todo. El Sol, la Luna y los planetas eran
agujeros en ruedas invisibles que rodeaban la Tierra; a través de los agujeros,
los seres humanos podrían ver el fuego encubierto. Al mismo tiempo, los
pitagóricos mostraron que la Tierra era esférica pero no el centro del
Universo; postulaban que la Tierra estaba en movimiento alrededor del fuego no
visible. Con el tiempo, estas versiones se combinaron; entonces los griegos más educados del siglo IV a. C.
pensaron que la Tierra era una esfera en el centro del Universo. Fueron Platón
y su discípulo Aristóteles.
Según Platón, la Tierra era
una esfera que descansaba en el centro del Universo. Las estrellas y planetas
giraban alrededor de la Tierra en círculos celestiales, ordenados en el
siguiente orden (hacia el exterior del centro): Luna, Sol, Venus, Mercurio,
Marte, Júpiter, Saturno, demás estrellas. En el Mito de Er, una sección de La
República, Platón describe el cosmos como el Huso de la Necesidad, del que
cuidan las Sirenas y las tres Moiras.
Eudoxo de Cnidos, quien trabajó con Platón,
desarrolló una explicación menos mítica y más matemática del movimiento de los
planetas basados en dictum de Platón manifestando que todos los fenómenos en
los cielos pueden explicarse con el movimiento circular uniforme.
Aristóteles explicó en
detalle el sistema de Eudoxo. En el sistema con creces aristotélico
desarrollado, la Tierra esférica está en el centro del Universo. Todos los
cuerpos celestes están pegados a 56 esferas concéntricas que giran alrededor de
la Tierra. (El número está por las nubes porque varias esferas transparentes
son necesarias para cada planeta.) La Luna está en la esfera más cercana a la
Tierra. Así trata sobre el área de Tierra, lo cual lo contamina, causando las
cuñas comerciales oscuras (macula) y la habilidad para pasar a través de fases
lunares. No es perfecto como los otros cuerpos celestes, cuál brilla por su luz.
CLAUDIO PTOLOMEO
(O Ptolomeo; Siglo II) Astrónomo, matemático y
geógrafo griego. Es muy poca la información sobre la vida de Tolomeo que ha
llegado hasta nuestro tiempo. No se sabe con exactitud dónde nació, aunque se
supone que fue en Egipto, ni tampoco dónde falleció.
Tolomeo
Su
actividad se enmarca entre las fechas de su primera observación, cuya
realización asignó al undécimo año del reinado de Adriano (127 d.C.), y de la
última, fechada en el 141 d.C. En su catálogo de estrellas, adoptó el primer
año del reinado de Antonino Pío (138 a.C.) como fecha de referencia para las
coordenadas.
Tolomeo
fue el último gran representante de la astronomía griega y, según la tradición,
desarrolló su actividad de observador en el templo de Serapis en Canopus, cerca
de Alejandría. Su obra principal y más famosa, que influyó en la astronomía
árabe y europea hasta el Renacimiento, es la Sintaxis matemática, en trece
volúmenes, que en griego fue calificada de grande o extensa (megalé) para
distinguirla de otra colección de textos astronómicos debidos a diversos
autores.
La
admiración inspirada por la obra de Tolomeo introdujo la costumbre de referirse
a ella utilizando el término griego megisté (la grandísima, la máxima); el
califa al-Mamun la hizo traducir al árabe en el año 827, y del nombre de
al-Magisti que tomó dicha traducción procede el título de Almagesto adoptado
generalmente en el Occidente medieval a partir de la primera traducción de la
versión árabe, realizada en Toledo en 1175.
Utilizando
los datos recogidos por sus predecesores, especialmente por Hiparco, Tolomeo
construyó un sistema del mundo que representaba con un grado de precisión
satisfactoria los movimientos aparentes del Sol, la Luna y los cinco planetas
entonces conocidos, mediante recursos geométricos y calculísticos de
considerable complejidad; se trata de un sistema geocéntrico según el cual la
Tierra se encuentra inmóvil en el centro del universo, mientras que en torno a
ella giran, en orden creciente de distancia, la Luna, Mercurio, Venus, el Sol,
Marte, Júpiter y Saturno.
Con
todo, la Tierra ocupa una posición ligeramente excéntrica respecto del centro
de las circunferencias sobre las que se mueven los demás cuerpos celestes,
llamadas círculos deferentes. Además, únicamente el Sol recorre su deferente
con movimiento uniforme, mientras que la Luna y los planetas se mueven sobre
otro círculo, llamado epiciclo, cuyo centro gira sobre el deferente y permite
explicar las irregularidades observadas en el movimiento de dichos cuerpos.
El
sistema de Tolomeo proporcionó una interpretación cinemática de los movimientos
planetarios que encajó bien con los principios de la cosmología aristotélica, y
se mantuvo como único modelo del mundo hasta el Renacimiento, aun cuando la
mayor precisión alcanzada en las observaciones astronómicas a finales del
período medieval hizo necesaria la introducción de decenas de nuevos epiciclos,
con lo cual resultó un sistema excesivamente complicado y farragoso.
Como
geógrafo, ejerció también gran influencia sobre la posteridad hasta la época de
los grandes descubrimientos geográficos. En su Geografía, obra en ocho
volúmenes que completó la elaborada poco antes por Marino de Tiro, se recopilan
las técnicas matemáticas para el trazado de mapas precisos mediante distintos
sistemas de proyección, y recoge una extensa colección de coordenadas
geográficas correspondientes a los distintos lugares del mundo entonces
conocido. Tolomeo adoptó la estimación hecha por Posidonio de la circunferencia
de la Tierra, inferior al valor real, y exageró la extensión del con tiente
euroasiático en dirección este-oeste, circunstancia que alentó a Colón a
emprender su viaje del descubrimiento.
Entre
las demás obras de Tolomeo figura la Óptica, en cinco volúmenes, que versa
sobre la teoría de los espejos y sobre la reflexión y la refracción de la luz,
fenómenos de los que tuvo en consideración sus consecuencias sobre las
observaciones astronómicas. Se le atribuye también la autoría de un tratado de
astrología, el Tetrabiblos, que presenta las características de otros escritos
suyos y que le valió buena parte de la fama de que gozó en la Edad Media.
En el sistema ptolemaico, cada
planeta es movido por dos o más esferas: una esfera es su deferente que se
centra en la Tierra, y la otra esfera es el epiciclo que se encaja en el
deferente. El planeta se encaja en la esfera del epiciclo. El deferente rota
alrededor de la Tierra mientras que el epiciclo rota dentro del deferente,
haciendo que el planeta se acerque y se aleje de la Tierra en diversos puntos
en su órbita, inclusive haciendo que disminuya su velocidad, se detenga, y se
mueva en el sentido contrario (en movimiento retrógrado). Los epiciclos de
Venus y de Mercurio están centrados siempre en una línea entre la Tierra y el
Sol (Mercurio más cercano a la Tierra), lo que explica por qué siempre se
encuentran cerca de él en el cielo. El orden de las esferas ptolemaicas a
partir de la Tierra es:
Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter,
Saturno y Estrellas fijas
Los
elementos básicos de la astronomía de Ptolomeo, mostrando un planeta en un
epiciclo con un deferente excéntrico y un punto ecuante.
El modelo del
deferente-y-epiciclo había sido utilizado por los astrónomos griegos por
siglos, como lo había sido la idea del excéntrico (un deferente levemente
desviado del centro de la Tierra). En la ilustración, el centro del deferente
no es la Tierra sino la X, haciéndolo excéntrico (del Latín ex- o e- que
significa "de," y centrum que significa "centro").
Desafortunadamente, el
sistema que estaba vigente en la época de Ptolomeo no concordaba con las
mediciones, aun cuando había sido una mejora considerable respecto al sistema
de Aristóteles. Algunas veces el tamaño del giro retrógrado de un planeta (más
notablemente el de Marte) era más pequeño y a veces más grande. Esto lo impulsó
a generar la idea de un ecuante
TEORÍA HELIOCÉNTRICA
La
teoría heliocéntrica es el modelo astronómico que sostiene que la Tierra y los
demás planetas giran alrededor del Sol. El heliocentrismo, fue propuesto en la
antigüedad por el griego Aristarco de Samos, quien se basó en medidas sencillas
de la distancia entre la Tierra y el Sol, determinando un tamaño mucho mayor
para el Sol que para la Tierra. Por esta razón, Aristarco propuso que era la
Tierra la que giraba alrededor del Sol y no a la inversa, como sostenía la
teoría geocéntrica de Ptolomeo e Hiparco, comúnmente aceptada en esa época y en
los siglos siguientes, acorde con la visión antropocéntrica imperante.
Más de
un milenio más tarde, en el siglo XVI, la teoría volvería a ser formulada, esta
vez por Nicolás Copérnico, uno de los más influyentes astrónomos de la
historia, con la publicación en 1543 del libro De Revolutionibus Orbium
Coelestium. La diferencia fundamental entre la propuesta de Aristarco en la
antigüedad y la teoría de Copérnico es que este último emplea cálculos
matemáticos (más exactos que los de Aristarco), para sustentar su hipótesis.
Precisamente a causa de esto, sus ideas marcaron el comienzo de lo que se
conoce como la revolución científica. No sólo un cambio importantísimo en la
astronomía, sino en las ciencias en general y particularmente en la cosmovisión
de la civilización. A partir de la publicación de su libro y la refutación del
sistema geocéntrico defendido por la mayor parte de la astronomía griega, la
civilización rompe con la idealización del saber incuestionable de la
antigüedad y se lanza con mayor ímpetu en busca del conocimiento.
El
heliocentrismo fue posteriormente precisado por Johannes Kepler (1609), quien
descubrió que los planetas describían orbitas elípticas, no circulares,
alrededor del Sol, el cual se sitúa en uno de los focos de cada elipse.
POSTULADOS DE COPÉRNICO.
Copérnico nació en 1473 en
Thorn (hoy Toru), un pequeño puerto polaco sobre el río Vístula, cerca del mar
Báltico. (Su nombre era Mikolaj Kopernik, que él latinizó como Nicolaus
Copernicus.) Cuando tenía diez años, su padre (de profesión comerciante)
falleció y su educación quedó a cargo de su tío materno, un importante obispo
de Polonia.
Guiado por su tío, recibió
una esmerada formación en importantes universidades. En 1491 ingresó en la
Universidad de Cracovia. Allí Alberto Brudzewski, afamado matemático y
astrónomo, despertó en el joven Nicolás el gusto por estas ciencias. Si bien
por consejo de su tío se licenció en Medicina, Nicolás adquirió en Cracovia una
sólida formación matemática y descubrió las contradicciones del modelo
astronómico ptolemaico. Probablemente haya aprendido también allí el
conocimiento del arte de la observación de las estrellas.
Abandonó Cracovia en 1795 e
ingresó en la célebre Universidad de Bolonia (Italia), para estudiar Derecho
Canónico. Allí permaneció hasta el año 1500, cultivando, junto al Derecho, su
pasión por la Astronomía con el Profesor Domenico María Novara (crítico de la
geografía de Ptolomeo), en cuya casa se alojaba. En Bolonia Copérnico aprendió
griego, lo que le permitiría luego leer los textos originales sobre Astronomía
en esa lengua. El 9 de marzo de 1497 realizó una observación que le permitió
concluir que la distancia de la Luna a la Tierra no varía en los cuartos y en
la fase llena. Esto contradecía lo previsto por Ptolomeo y mostraba el camino
de su superación: la asociación del razonamiento y observación.
En 1500 se doctoró en
Astronomía en Roma y fue nombrado allí Profesor de la Universidad. Pero sus
dudas sobre el modelo de Ptolomeo, que se enseñaban por entonces a los alumnos,
lo llevaron a renunciar a la cátedra.
Ingresó, por entonces a la
famosa Escuela de Medicina de la Universidad de Padua. En esta ciudad
profundizó sus conocimientos de la lengua griega y de la literaturaclásica.
Copérnico se encontraba inquieto en la búsqueda de una solución a las anomalías
mostradas por los modelos ptolemaicos, que ponían en crisis el Postulado de
Homogeneidad y Armonía del Cosmos.
En 1503 se licenció en derecho
canónico en la Universidad de Ferrara, para luego regresar a Polonia.
Habiéndose ordenado sacerdote, vivió hasta 1510 con su tío, ejerciendo la
Medicina y colaborando en la administración de la diócesis.
Entre los años 1507 y 1515
fue redactando su primera obra sobre Astronomía, conocida como el
Commentariolus. La misma circuló en un principio a través de unas pocas copias
manuscritas y fue publicada recién en el siglo XIX. En ella expone ya su
concepción heliocéntrica. Sin apelar a demostraciones matemáticas, describe el
sistema solar señalando la ubicación de los planetas según su distancia
respecto del Sol.
El segundo de sus tres
escritos astronómicos es del año 1524 y es una crítica al tratado Del
movimiento de la octava esfera de Juan Werner de Nüremberg. Si bien lleva por
título De octava sphaera, se lo conoce como "Carta a Wapowski". En
esta obra Copérnico se abstiene de presentar su propio modelo heliocéntrico,
ateniéndose a señalar los errores de método y contenido de la obra criticada.
En 1515 participó del
quinto Concilio Laterano encargado de reformar el calendario. Entre ese año y
1530 redactó su obra principal, Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes,
pero no la publicó. De todos modos, las noticias sobre sus investigaciones y su
teoría se fueron filtrando poco a poco. Fue así que, en 1533, la corte papal
sometió a discusión sus descubrimientos. En 1536 el cardenal Nicolás Schonberg
(procurador general de los dominicos) le propuso que publicara sus
descubrimientos. Finalmente Copérnico publicó su obra en 1543, pocos días antes
de su muerte, ocurrida el 24 de mayo en Frauenburg (Polonia).
Copérnico no fue el primero
en señalar la centralidad del Sol. A este respecto, basta nombrar a Aristarco
de Samos, quien ya en la antigua Grecia enseñaba que la Tierra y todos los
demás planetas giraban alrededor del Sol. De todos modos, el modelo que
imperaba en su tiempo era el de Claudio Ptolomeo, que afirmaba que la tierra se
hallaba estática y que tanto el Sol como los planetas giraban a su alrededor.
Al realizar sus observaciones astronómicas, Copérnico descubrió anomalías en el
sistema ptolemaico y comenzó a dudar de sus postulados básicos. En su obra
principal dice: […] cuando un barco
navega sin sacudidas, los viajeros ven moverse, a imagen de su movimiento,
todas las cosas que les son externas y, a la inversa, creen estar inmóviles con
todo lo que está con ellos. Ahora, en lo referente al movimiento de la Tierra,
de manera totalmente similar, se cree que es todo el Universo íntegro el que se
mueve alrededor de ella […]" Copérnico llegó a la conclusión de que la
Tierra se movía, girando sobre sí misma (un giro completo equivalía a un día) y
alrededor del sol (un giro completo equivalía a un año). También sostenía que
el eje de la Tierra se hallaba inclinado. A su vez, mantenía la concepción
tradicional de una esfera exterior donde se encontraban inmóviles las
estrellas.
Se debe tener en cuenta que
Copérnico realizaba sus observaciones sin contar con el aporte invalorable del
telescopio, que por entonces no había sido aún inventado. Para observar los
cuerpos celestes, pasaba las noches en la torre de su casa de las montañas.
Complementaba estas observaciones con la lectura de las obras antiguas y
clásicas y con sus propias anotaciones y cálculos. Si bien éstos últimos no
eran del todo precisos, todas sus observaciones respondían a necesidades de
orden teórico y se realizaban según un plan preestablecido.
Copérnico sentó las bases
de la Astronomía Moderna, que sería desarrollada luego por Galileo, Brahe,
Kepler y Newton, entre otros.
Su principal obra se reduce
en siete enunciados llamados postulados de Copérnico.
1) No existe ningún centro
de gravedad de todos los círculos o esferas celestes.
2) El centro de la tierra
no es el centro del universo, sino sólo de gravedad y de la esfera lunar.
3) Todas las esferas giran
alrededor del sol como de su punto medio, y, por lo tanto, el sol es el centro
del universo.
4) La razón entre la
distancia de la tierra al sol y la altura del firmamento es a tal punto menor
que la razón entre el radio de la tierra y la distancia de ésta al sol, que la
distancia de la tierra al sol es imperceptible, si se la compara con la altura
del firmamento.
5) Todo movimiento aparente
que se percibe en los cielos proviene del movimiento de la tierra, y no de
algún movimiento del firmamento, cualquiera que fuere.
6) Lo que nos parece
movimiento del sol no proviene del movimiento de éste, sino del movimiento de
la tierra y de nuestra esfera, junto con la cual giramos en derredor del sol,
lo mismo que cualquier otro planeta.
7) El movimiento aparente
directo y retrógrado de los planetas no proviene del movimiento suyo, sino del
de la tierra. Por consiguiente, el movimiento de la tierra basta por sí solo
para explicar las aparentes anomalías de los cielos.
LEYES DE KEPLER
(Würtemburg,
actual Alemania, 1571-Ratisbona, id., 1630) Astrónomo, matemático y físico
alemán. Hijo de un mercenario –que sirvió por dinero en las huestes del duque
de Alba y desapareció en el exilio en 1589– y de una madre sospechosa de
practicar la brujería, Johannes Kepler superó las secuelas de una infancia desgraciada
y sórdida merced a su tenacidad e inteligencia.
Tras
estudiar en los seminarios de Adelberg y Maulbronn, Kepler ingresó en la
Universidad de Tubinga (1588), donde cursó los estudios de teología y fue
también discípulo del copernicano Michael Mästlin. En 1594, sin embargo,
interrumpió su carrera teológica al aceptar una plaza como profesor de
matemáticas en el seminario protestante de Graz.
Cuatro años más tarde, unos meses después de contraer un
matrimonio de conveniencia, el edicto del archiduque Fernando contra los
maestros protestantes le obligó a abandonar Austria y en 1600 se trasladó a
Praga invitado por Tycho Brahe. Cuando éste murió repentinamente al año
siguiente, Kepler lo sustituyó como matemático imperial de Rodolfo II, con el
encargo de acabar las tablas astronómicas iniciadas por Brahe y en calidad de
consejero astrológico, función a la que recurrió con frecuencia para ganarse la
vida.
En
1611 fallecieron su esposa y uno de sus tres hijos; poco tiempo después, tras
el óbito del emperador y la subida al trono de su hermano Matías, fue nombrado
profesor de matemáticas en Linz. Allí residió Kepler hasta que, en 1626, las
dificultades económicas y el clima de inestabilidad originado por la guerra de
los Treinta Años lo llevaron a Ulm, donde supervisó la impresión de las Tablas
rudolfinas, iniciadas por Brahe y completadas en 1624 por él mismo utilizando
las leyes relativas a los movimientos planetarios que aquél estableció.
En
1628 pasó al servicio de A. von Wallenstein, en Sagan (Silesia), quien le
prometió, en vano, resarcirle de la deuda contraída con él por la Corona a lo
largo de los años. Un mes antes de morir, víctima de la fiebre, Kepler había
abandonado Silesia en busca de un nuevo empleo
El tema de los movimientos
planetarios es inseparable de un nombre: Johannes Kepler. La obsesión de Kepler
por la geometría y la supuesta armonía del universo le permitieron, luego de
varios frustrados intentos, enunciar las tres leyes que describen con extraordinaria
precisión, el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Desde una posición
cosmológica copernicana, que como hemos visto en esa época era más una creencia
filosófica que una teoría científica, Kepler logró esta magnífica empresa de
manera totalmente empírica, sin más teoría que su propio convencimiento sobre
el carácter fundamental (divino) de la geometría, y utilizando la gran cantidad
de datos experimentales obtenidos por Tycho Brahe.
La primera ley establece, a
pesar de su autor, que los planetas describen órbitas elípticas alrededor del
Sol, que ocupa uno de sus focos. En la escala de valores geométricos de Kepler,
el círculo ocupaba un lugar privilegiado y de ahí su decepción, luego de
múltiples intentos por compatibilizar las observaciones con órbitas circulares.
Primera Ley: "La orbita que
describe cada planeta es una elipse con el Sol en uno de sus focos"
Las elipses de las
trayectorias sonde muy poca
excentricidad, de tal manera que difieren muy poco de la circunferencia. Asì por
ejemplo , la excentricidad de la órbita de la Tierra es e=0,017, y como la
distancia Tierra-Sol es aproximadamente 150.000.000 de Km. la distancia del Sol
(foco) al centro de la elipse es de ae=2.500.000 Km.
La segunda ley se refiere a
las áreas barridas por la línea imaginaria que une cada planeta al Sol, llamada
radio vector. Kepler observó que los planetas se mueven más rápido cuando se
hallan más cerca del Sol, pero el radio vector encierra superficies iguales en
tiempos iguales. (Si el planeta tarda el mismo tiempo en ir de A a B en la
figura , que de c a D, las áreas en blanco son iguales).
Segunda Ley: "Cada planeta se
mueve de tal manera que el radio vector (recta que une el centro del Sol con el
planeta) barre área iguales en tiempos iguales"
El radio vector r, o sea la
distancia entre el planeta y el foco (Sol) es variable, pues es mínima en el
perihelio y máxima en el afelio. Como la velocidad areal (área barrida en la
unidad de tiempo) es constante, la velocidad del planeta en su órbita debe ser
variable. En virtud de esta ley, si las áreas PFM y AFN son iguales, el arco PM
será menor que el AN, lo que indica que el planeta se desplaza más ligero en el
perihelio. Es decir, su velocidad es máxima a la mínima distancia al Sol y
mínima a la máxima distancia.
Finalmente, la tercera ley
relaciona el semieje mayor de la órbita, llamado a, al período orbital del
planeta p, de la siguiente manera: a3/P2 = constante. De acuerdo a esta ley, la
duración de la trayectoria orbital de un planeta aumenta con la distancia al
Sol y así sabemos que el “año” (definido como el tiempo empleado por el planeta
en volver al mismo punto de su órbita) en Mercurio tiene 88 días (terrestres),
en Venus 224, en la Tierra 365 y sigue aumentando a medida que nos alejamos del
Sol. Estas leyes permiten también deducir las distancias relativas de los
objetos del sistema solar, si conocemos sus movimientos. Determinando
independientemente alguna de ellas es posible conocer sus valores absolutos.
Tercera Ley: "El cuadrado de los
períodos de revolución de dos planetas es proporcional a los cubos de sus distancias
medias al Sol."
Por primera vez una única
curva geométrica, sin agregados ni componentes, y una única ley de velocidad
resultan suficientes para predecir las posiciones planetarias, y por primera
vez también, las predicciones son tan precisas como las observaciones.
LEY DE GRAVITACIÓN UNIVERSAL
Un momento culminante en la
historia de la Física fue el descubrimiento realizado por Isaac Newton de la
Ley de la Gravitación Universal: todos los objetos se atraen unos a otros con
una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia que separa sus centros. Al someter a
una sola ley matemática los fenómenos físicos más importantes del universo
observable, Newton demostró que la física terrestre y la física celeste son una
misma cosa.
El concepto de gravitación
lograba de un solo golpe:
·
Revelar el significado
físico de las tres leyes de Kepler sobre el movimiento planetario.
·
Resolver el intrincado
problema del origen de las mareas
·
Dar cuenta de la curiosa e
inexplicable observación de Galileo Galilei de que el movimiento de un objeto
en caída libre es independiente de su peso.
La naturaleza cuadrática
inversa de la fuerza centrípeta para el caso de órbitas circulares, puede
deducirse fácilmente de la tercera ley de Kepler sobre el movimiento planetario
y de la dinámica del movimiento circular uniforme:
El sol ejerce una fuerza de
atracción gravitacional sobre el planeta, pero el planeta también ejerce una
fuerza de atracción gravitacional sobre el sol.
Las leyes de Kepler son una
descripción del movimiento de los planetas. Nos dicen cómo se mueven, pero no
por qué se mueven así.
Luego de mucho pensar en
los movimientos planetarios, tema de moda en su época, Newton encontró la
explicación. Los planetas, como todos los cuerpos que se mueven, tenían que
obedecer en primer lugar a las leyes del movimiento que Newton había formulado
hacía poco. Combinando la descripción de Kepler con sus leyes del movimiento,
Newton encontró la forma matemática de la fuerza que ejerce el sol sobre los
planetas. El razonamiento va así:
Los planetas se desvían del
camino recto. No tienen un movimiento rectilíneo e uniforme. Por lo tanto,
según la primera ley de Newton, sobre ellos actúa alguna fuerza
Una fuerza causa una
aceleración (segunda ley de Newton). La aceleración que produce esa fuerza es
tal que el planeta se mueve en una elipse con el sol en un foco y cumpliendo
las otras dos leyes de Kepler. ¿Qué forma matemática debe tener la fuerza para
producir esa aceleración?
Newton usó unas matemáticas
que él mismo había inventado y concluyó que la fuerza que ejerce el sol sobre
un planeta era:
Proporcional a la masa del
planeta: cuanto mayor la masa del planeta, más intensa la fuerza proporcional a
la masa del sol e inversamente
proporcional a la distancia entre ambos, pero elevada al cuadrado: cuanto más
lejos el planeta, menos intensa la fuerza.
Aquí está la forma
matemática de la fuerza de gravedad:
Dónde:
G es
un número fijo, llamado constante de la gravitación universal
M es la masa del sol
m es la masa del planeta
d es la distancia entre el planeta y el sol
M es la masa del sol
m es la masa del planeta
d es la distancia entre el planeta y el sol
Y, por cierto, también hay que tomar en
cuenta la tercera ley de Newton (la
de la acción y la reacción): si el sol ejerce una fuerza sobre el planeta, éste
ejerce sobre el sol una fuerza de la misma intensidad, pero dirigida al revés.
¿Por qué entonces no gira el sol alrededor
del planeta? (Pista: el sol, con masa mucho mayor, tiene inercia mucho mayor.)
La ley de la gravitación universal de Newton
se pudo extender después más allá del sistema solar, a los movimientos de las
estrellas y hasta al de las galaxias. Se justificaba cada vez más llamarla
“universal”.
ISAAC NEWTON
Científico inglés
(Woolsthorpe, Lincolnshire, 1642 - Londres, 1727). Hijo póstumo y prematuro, su
madre preparó para él un destino de granjero; pero finalmente se convenció del
talento del muchacho y le envió a la Universidad de Cambridge, en donde hubo de
trabajar para pagarse los estudios. Allí Newton no destacó especialmente, pero
asimiló los conocimientos y principios científicos de mediados del siglo XVII,
con las innovaciones introducidas por Galileo, Bacon, Descartes, Kepler y
otros.
Tras su graduación en 1665,
Isaac Newton se orientó hacia la investigación en Física y Matemáticas, con tal
acierto que a los 29 años ya había formulado teorías que señalarían el camino
de la ciencia moderna hasta el siglo XX; por entonces ya había obtenido una
cátedra en su universidad (1669).
Suele considerarse a Isaac
Newton uno de los protagonistas principales de la llamada «Revolución
científica» del siglo XVII y, en cualquier caso, el padre de la mecánica
moderna. No obstante, siempre fue remiso a dar publicidad a sus
descubrimientos, razón por la que muchos de ellos se conocieron con años de
retraso.
Newton coincidió con
Leibniz en el descubrimiento del cálculo integral, que contribuiría a una
profunda renovación de las Matemáticas; también formuló el teorema del binomio
(binomio de Newton). Pero sus aportaciones esenciales se produjeron en el
terreno de la Física.
Sus primeras
investigaciones giraron en torno a la óptica: explicando la composición de la
luz blanca como mezcla de los colores del arco iris, Isaac Newton formuló una
teoría sobre la naturaleza corpuscular de la luz y diseñó en 1668 el primer
telescopio de reflector, del tipo de los que se usan actualmente en la mayoría
de los observatorios astronómicos; más tarde recogió su visión de esta materia
en la obra Óptica (1703).
También trabajó en otras
áreas, como la termodinámica y la acústica; pero su lugar en la historia de la
ciencia se lo debe sobre todo a su refundación de la mecánica. En su obra más
importante, Principios matemáticos de la filosofía natural (1687), formuló
rigurosamente las tres leyes fundamentales del movimiento: la primera ley de
Newton o ley de la inercia, según la cual todo cuerpo permanece en reposo o en
movimiento rectilíneo uniforme si no actúa sobre él ninguna fuerza; la segunda
o principio fundamental de la dinámica, según el cual la aceleración que
experimenta un cuerpo es igual a la fuerza ejercida sobre él dividida por su
masa; y la tercera, que explica que por cada fuerza o acción ejercida sobre un
cuerpo existe una reacción igual de sentido contrario.
De estas tres leyes dedujo
una cuarta, que es la más conocida: la ley de la gravedad, que según la leyenda
le fue sugerida por la observación de la caída de una manzana del árbol.
Descubrió que la fuerza de atracción entre la Tierra y la Luna era directamente
proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado
de la distancia que las separa, calculándose dicha fuerza mediante el producto
de ese cociente por una constante G; al extender ese principio general a todos
los cuerpos del Universo lo convirtió en la ley de gravitación universal.
La mayor parte de estas
ideas circulaban ya en el ambiente científico de la época; pero Newton les dio
el carácter sistemático de una teoría general, capaz de sustentar la concepción
científica del Universo durante varios siglos. Hasta que terminó su trabajo
científico propiamente dicho (hacia 1693), Newton se dedicó a aplicar sus
principios generales a la resolución de problemas concretos, como la predicción
de la posición exacta de los cuerpos celestes, convirtiéndose en el mayor
astrónomo del siglo. Sobre todos estos temas mantuvo agrios debates con otros
científicos (como Halley, Hooker, Leibniz o Flamsteed), en los que encajó mal
las críticas y se mostró extremadamente celoso de sus posiciones.
Como profesor de Cambridge,
Newton se enfrentó a los abusos de Jacobo II contra la universidad, lo cual le
llevó a aceptar un escaño en el Parlamento surgido de la «Gloriosa Revolución»
(1689-90). En 1696 el régimen le nombró director de la Casa de la Moneda,
buscando en él un administrador inteligente y honrado para poner coto a las
falsificaciones. Volvería a representar a su universidad en el Parlamento en
1701. En 1703 fue nombrado presidente de la Royal Society de Londres. Y en 1705
culminó la ascensión de su prestigio al ser nombrado caballero.
y a los 11 no los ayudara
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